Hablábamos el mes pasado en esta misma columna de cómo nuestro psiquismo elabora todo tipo de imágenes. Hoy permitan que especifiquemos un poco más y tratemos el tema de nuestras imágenes personales de futuro.
Todo el mundo elabora imágenes de futuro personal. Las llamamos planes, o aspiraciones, o espectativas, o... en función de distintos matices. Pero todas las elaboramos de la manera que comentábamos el mes pasado: combinando imágenes que hemos recibido de nuestro medio social a través de la vida cotidiana real o de las diferentes pantallas con las que nos «suministramos» imágenes de todo tipo.
Este es el motivo por el que las aspiraciones personales tienen un marcado componente social. El indio amazónico tiene sus aspiraciones, lo mismo que un habitante del centro de París o un campesino chino. Pero seguro que esas aspiraciones personales, están marcadas por su medio social. Por eso difícilmente serán aspiraciones similares ¿Para qué iba a querer un coche de lujo un habitante de la selva amazónica? Pues para lo mismo que querría una buena cerbatana un vecino de París, para nada. Y lo mismo podemos decir de las aspiraciones de dos personas que habiten el mismo lugar pero en épocas diferentes. ¿O creen ustedes que las imágenes de un futuro mejor iban a ser iguales en la época de Astérix, en la de Maria Antonieta o en la actual?
Formamos nuestras imágenes mentales en un lugar y en un tiempo concretos. Las formamos en una sociedad determinada que «nos hace desear» determinadas cosas y que nos hace pensar que ciertas cosas y ciertas situaciones nos ayudarán a ser felices. Y en función de ello elaboramos nuestros planes, configuramos nuestras aspiraciones, soñamos nuestros sueños.
No hay nada malo en ello. Ni tampoco bueno. Como no hay nada bueno ni nada malo en que el sol salga por el este y se oculte por el oeste. Pero de la misma manera que es mejor saber por dónde sale el sol, también es mejor saber como funciona nuestro psiquismo si queremos orientarmos en nuestro caminar por la vida.
Y sabiendo esto, podemos, por ejemplo, liberarnos de algunas imágenes que no nos ayudan en absoluto. Porque muchas de las cosas que nos hacen padecer tienen que ver con imágenes de futuro mal configuradas o quizás mal adaptadas a nuestra situación y/o características personales. Porque, seamos claros, no todo el mundo es igual y no todo el mundo tiene porqué aspirar a las mismas cosas o avanzar por el mismo sendero para alcanzar sus objetivos de paz interior y felicidad.
Eso sí, a veces no es nada fácil separar el grano de la paja. Los cantos de sirena suelen ser hermosos, pero si te descuidas, te llevan a estrellarte contra las rocas.
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sábado, 7 de marzo de 2015
Aspiraciones, espectativas y otras manifestaciones del deseo . María José Hernado en la columna de psicología del periódico "El Raval" de Marzo 2015
Publicado por
Javier Alegría
en
12:58
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