Periódico "El Raval"

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martes, 2 de julio de 2013

"RAVAL CULTURAL" Editorial del periódico "El Raval" de Julio 2013

El pasado 6 de junio se presentó al barrio y a la ciudad el proyecto «Raval Cultural» con la presencia de una parte significativa de los representantes de las muchas entidades culturales, grandes y pequeñas, que tienen su sede en el Raval. Y esa presencia es la que da una pista clara de por dónde van las intenciones de este ambicioso proyecto: aglutinar bajo una misma «marca» todas las actividades culturales que tienen como sede este barrio tan especial.

Cuando en la primavera del año pasado se inauguró la nueva Filomoteca de Catalunya, ya anunciábamos que la concentración de grandes equipamientos en el Raval debería ser utilizada como una herramienta para el cambio definitivo de la imagen que del barrio tienen la mayoría de los vecinos de la ciudad. Poco después se empezaron a dar los primeros pasos con la firma de un convenio de colaboración entre grandes equipamientos que se ha ido viendo en la programación de ciclos y eventos compartidos por una o varias de estas grandes entidades. 

Pero tal como ha dicho en repetidas ocasiones la Regidora Mercé Homs (en una, a nuestro juicio, inspirada metáfora) en el Raval no existe solo un «bosque con grandes árboles», existe también un «sotobosque» formado por una tupida red de pequeños agentes culturales. Teatros de diferentes aforos y variadas propuestas, galerías de arte, locales en los que se programan regularmente actuaciones musicales, teatrales y poéticas, asociaciones culturales diversas, talleres artesanos, y por supuesto, un número creciente de artistas de todo tipo que han elegido el barrio del Raval como residencia y/o como base de operaciones.

Y nadie discutirá que este bosque de tan rico sotobosque no ha crecido en el Raval por pura casualidad. Nuestro barrio ofrece muchos elementos que, a modo de fértil suelo, ha propiciado el crecimiento potente de ese bosque extraordinario que ahora se pretende impulsar con el proyecto «Raval Cultural». El Raval ofrece su centralidad en la ciudad de Barcelona. Un elemento esencial. Ofrece también su importante patrimonio arquitectónico, en el que se ha escrito durante siglos la historia de los barceloneses y que ahora queda en piedra y lugares cargados de significación. Pero, sobre todas las cosas, el Raval ofrece la experiencia extraordinaria de sus habitantes.

El Raval ha sido, en las últimas décadas, barrio portuario al que arribaban marineros de todo el mundo, ha sido «barrio chino» con su ambiente canalla que siempre ha seducido a los residentes de otras zonas de la ciudad. Ha sido barrio de acogida en la gran oleada de inmigrantes procedentes de todos los rincones de España. Y ha sido barrio de acogida, de nuevo, de la gran oleada de inmigrantes llegados con el cambio de milenio.

Toda esa experincia humana ha cristalizado en un barrio multicultural pero no por eso alejado de sus raíces catalanas y barcelonesas. Un barrio modélico en la convivencia entre diferentes, que es la convivencia que se ha de valorar más. Un barrio tolerante como el espíritu mismo de la ciudad que le rodea. Un barrio dinámico y cambiante en el que todo ha ido evolucionando sin perder su particular personalidad. Y también un barrio emprendedor lleno de atrevimiento y talento.

Mostramos nuestros recelos con la modificación del Plan de Usos, pero hoy hemos de aplaudir con entusiasmo a la Regidora Homs, que desde el primer momenrto ha sabido entender la oportunidad que este «Raval Cultural» puede significar para el barrio y para sus habitantes. Su insistencia en la importancia de valorar tanto el «bosque de los grandes árboles como el rico sotobosque» nos parece plenamente acertado. Incluso nos consta que comprende perfectamente la importancia de ese «suelo ravalero» que ha fertilizado adecuadamente el espectacular «bosque cultural» que ahora tiene el Raval. Si se hacen las cosas adecuadamente, y no dudamos de que así será, el Raval dejará pronto de ser el barrio tenebroso, sucio y peligroso del imaginario de muchos barceloneses para convertirse en un foco de atractivo indudable. Y sin duda eso revertirá en dos aspectos fundamentales: en la mejora de las condiciones objetivas del vecindario y, lo que creemos aún más importante, en la visión cada día más orgullosa que de su barrio tienen los vecinos. Amén.