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jueves, 21 de marzo de 2013

"EL RACISME MATA"

EL RACISME MATA
Manifest unitari contra el racisme en el Dia Internacional contra el Racisme i la Xenofòbia
Un 21 de març una setantena de persones van ser assassinades per reclamar els seus drets i més de 180 van resultar ferides. La policia va obrir foc contra una manifestació contrària a una llei que controlava els moviments de la població negra, anomenada “llei de passis”. Això va passar al poble de Shaperville, Sudàfrica, el 1960.

Actualment, any 2013, el govern espanyol ha exclòs a una part de la població del seu dret a l’atenció sanitària pública i gratuïta mitjançant una reforma de llei. La sostracció d’aquest dret fonamental és  justificat com una mesura de retallada en època de crisi econòmica i austeritat. I l’enduriment en política d’estrangeria que dificulta les renovacions de permisos de residència condemna a milers de persones a caure una altra vegada en la irregularitat administrativa. Exemples de discriminació i de clar racisme institucional. I –gairebé- ningú diu res perquè és un acte de discriminació més i perquè el discurs racista que utilitza com lema populista i demagògica “ els primers són la gent d’aquí”  ha  guanyant terreny.

Tenim assumida la discriminació racista i xenòfoba com un fet normal, habitual, que es dóna al nostre voltant o que, tot i que ens afecti directament, no ens genera alarma. Com hem arribat a aquest punt? En bona part degut al control exercit per algunes forces polítiques que instrumentalitzen el fet migratori, que han promogut la divisió entre la població instrumentalitzant l’efecte de la crisis, l’atur, i  la manca de recursos socials, per a culpabilitzar a la immigració. Focalitzar un enemic comú en la persona diferent per raó de color de pell, ètnia o cultura, és un mecanisme per amagar la identitat dels veritables culpables del patiment actual, els vertaders enemics del poble.

En definitiva, el racisme i la discriminació són un mecanisme clau per mantenir el sistema de dominació social actual.

Les conseqüències dins la societat d’aquesta maquinària repressora no cal buscar-les als llibres ni els esperem en un futur: les conseqüències les tenim aquí i ara. En els últims anys han incrementat les agressions racistes i les actuacions racistes de grups organitzats, segon les diferents organitzacions. I tal i com recull SOS Racisme Catalunya en el seu darrer informe, adverteix que  en 20 anys d’experiència és el primer cop que els casos de conflictes entre particulars són la tipologia més nombrosa. I, el que és pitjor, gairebé la meitat d’aquests casos són agressions físiques. Així que no només ha augmentat el número de casos sinó que són més greus.
Per altra banda, les polítiques adreçades a gestionar –o millor dit, aturar- les migracions, converteixen als governs en repressors. Les polítiques d’estrangeria suposen la condemna a l’exclusió social de milers de persones al nostre país, o directament la mort de centenar de milers de persones a les fronteres o al mar.
I el discurs de l’odi i l’extrema dreta va guanyant adeptes arreu del continent. Un perill present a tota Europa i als nostres carrers que no rep la resposta contundent necessària per part de les institucions, els polítics ni la justícia. Doncs de les paraules que instiguen a l’odi a les agressions físiques per motivació racista, només hi ha un pas.

Catalunya va ser sempre un país d'acollida, que considera la diversitat com un fet que aporta riquesa cultural, social i econòmica. Davant aquest context advers i per tal d’aturar la normalització del racisme a la nostra societat, en el Dia Internacional contra el Racisme i la Xenofòbia les entitats sota signants volem fer una crida per construir una lluita conjunta, ja que els retrocessos en drets i llibertats ens afecten a tothom!
21 de març del 2013, Dia Internacional contra el Racisme i la Xenofòbia

viernes, 15 de marzo de 2013

"La promoción del ultraliberalismo en la televisión pública catalana" por Vicenç Navarro. Catedrático de Políticas Públicas. Universidad Pompeu Fabra

En esta carta, el profesor Navarro da toda una lección de economía al tiempo que hace un reproche fundado a la TV Catalana por su "adoctrinamiento" disfrazado de divulgación...

Querido Sr. Director,
Desde que hace ya años volví del exilio, he sido primero Catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Barcelona y, más tarde, Catedrático en la Universidad Pompeu Fabra, de Políticas Públicas,  materia multidisciplinaria que incluye varias áreas de conocimiento, desde Economía Política y Política Económica a Ciencias Políticas y Sociales, áreas en las que he trabajado durante más de cuarenta años en The Johns Hopkins University.
Entenderá, pues, que con esta biografía sintiera gran alegría cuando me informaron de que TV3, la televisión pública catalana, estaba dando un programa, titulado Clases de Economía, que intentaba popularizar los conocimientos económicos, muchos de los cuales encajan en las áreas de políticas públicas en las cuales he estado trabajando durante muchos años. Desde entonces he estado viendo el programa y lamento decirle que éste me ha decepcionado, pues ustedes están dando una visión muy sesgada de tales conocimientos. Dichas supuestas Clases de Economía las da un economista, el Sr. Sala i Martín, que es bien conocido por intentar promover una visión ultraliberal, representando una corriente de pensamiento económico que está, por cierto, cada vez más desacreditada, debido a los pésimos resultados que las políticas públicas derivadas de tal doctrina están teniendo. La enorme recesión que estamos sufriendo en la Eurozona, en Catalunya y en España es un ejemplo de ello.
Permítame que le muestre los indicadores de tal pensamiento, que atribuye gran número de los problemas de nuestras economías a una supuesta excesiva intervención pública y que, en el caso de “su economista” (tal como el presentador del programa presenta al Sr. Sala i Martín en cada una de las sesiones semanales) alcanza niveles extremos. Así, en una de sus presentaciones, “su economista” indicó que la normativa pública que establece que los conductores de coches deban llevar abrochados sus cinturones de seguridad cuando viajan ha tenido, en realidad, un efecto negativo, pues ha dado a tales conductores una sensación falsa de seguridad que les ha hecho conducir de una manera más temeraria, provocando un mayor número de accidentes, muertes y heridos de tráfico (vídeo de La Vanguardia, 17.09.12). Tal aseveración en contra de la intervención normativa pública, como muchas de las que hace “su economista”, carece de evidencia científica que la avale. En realidad, todas (repito, todas) las referencias científicas existentes sobre este tema indican lo contrario. Si usted quiere, le puedo enviar documentos de los centros de investigación de seguridad vial más reconocidas y respetadas, tanto en España como en EEUU, que documentan que dicha normativa ha prevenido un enorme número de muertes y heridos por accidente. En honor a la verdad, la mayoría de economistas liberales no sostienen tal postura, pero el Sr. Sala i Martín es, como indiqué antes, un ultra en su liberalismo, es decir, un neoliberal. El neoliberalismo es la forma extrema de liberalismo, iniciada por el Sr. Reagan en EEUU y la Sra. Thatcher en Gran Bretaña, y que ahora adquiere su máxima expresión en el Tea Party (que controla el Partido Republicano de EEUU) y en la ultraderecha económica próxima al capital financiero que domina las instituciones financieras de la Eurozona.
El Estado como problema y su reducción como solución
Otro indicador de su postura neoliberal extrema es la aseveración, hecha en su programa televisivo, de que los impuestos tienen siempre un impacto negativo en la economía (asumiendo, por lo tanto, que la economía más eficiente es la que tiene menos impuestos y menos Estado). Y cuando el presentador de su programa, sorprendido por la contundencia de su postura, se lo preguntó de nuevo, recordará que él insistió en que sí que era siempre negativo, lo cual, de nuevo, carece de credibilidad. Hay muchos países, como varios países escandinavos entre otros, donde los impuestos representan un porcentaje elevado del PIB y suponen un componente importante del presupuesto familiar y donde tienen, además de unos servicios y transferencias del Estado del Bienestar muy desarrollados, una elevada calidad de vida y unos indicadores, no sólo de equidad, sino también de eficiencia económica muy elevados. Que los impuestos sean buenos o malos para los contribuyentes y para la economía depende de en qué se gastan y para qué objetivos. La aseveración de que los impuestos son siempre negativos carece de credibilidad científica. Los impuestos, el gasto público y la intervención pública pueden hacer la economía más eficiente y para el ciudadano puede ser mejor pagar servicios colectivos vía impuestos que a través de seguros privados o pago directo, tal como “su economista” afirma.
Otra postura, igualmente doctrinal, es su afirmación, hecha en su programa, de que imprimir dinero por parte de los Bancos Centrales siempre lleva a la inflación, ignorando que, desde que se inició la crisis, tanto el Banco Central de EEUU (el Federal Reserve Board) como el Banco Central Europeo han estado imprimiendo mucho dinero sin que ello haya provocado ninguna inflación. En realidad, el peligro es que hubiera una deflación, que es precisamente lo contrario. El que la impresión y distribución de dinero provoque inflación o no depende del contexto en que esta medida de política monetaria ocurra. Decir que imprimir dinero causa siempre inflación  no es una declaración científica. Es una afirmación ideológica.
Los recortes como medidas necesarias para incrementar la eficiencia
Otro indicador es su postura de que los recortes de gasto público, incluido el gasto público social, de nuestro país no tienen un efecto negativo, pues “su economista” asume que hay mucha grasa en nuestros servicios públicos, como en sanidad, que necesita eliminarse para poder adelgazar y tener mayor eficiencia económica. Tal aseveración ignora varios hechos. Uno de ellos es que Catalunya y España ya son los países que tienen un gasto público social y sanitario por habitante de los más bajos de la UE-15. Está ya muy, pero que muy adelgazado. Adelgazarlo más podría matarlo. Lo que “su economista” dice podría aplicarse a un país como EEUU, donde la sanidad está privatizada (el modelo que el Sr. Sala i Martín favorece) y donde se gasta ya un 17% del PIB. No hay duda de que hay muchísima grasa (sobre todo en las compañías de seguros que gestionan la mayoría de la sanidad en el sistema sanitario estadounidense). Pero Catalunya y España se gastan sólo un 6% y un 7,5% del PIB. A pesar de esta pobreza, el Sr. Sala i Martín quiere recortar incluso más, pues considera que este dinero sostiene una estructura sumamente insuficiente, llena de enchufados, que no sirve a los ciudadanos, como escribió recientemente en La Vanguardia (“Al servicio de los ciudadanos”. 17.01.13). Por lo visto, “su economista” conoce muy poco el sistema estadounidense, donde la carga administrativa es más grande, la asfixia burocrática (privada) es abrumadora y la gran mayoría de la población está insatisfecha. Un signo de insensibilidad hacia el usuario es que el 39% de personas que se están muriendo (que tienen una enfermedad terminal) expresan estar preocupados porque no saben como ellos o sus familiares pagarán sus facturas, tal como documenta la revista científica Annals of Internal Medicine 2000; 132:451 – Study of 988 terminally ill patients). Es un sistema cruel, muy poco equitativo y dramáticamente ineficiente. Ahora bien, las compañías de seguros se forran y los beneficios de tales empresas son enormes. Supongo que a esta situación el Sr. Sala i Martín la define como eficiencia económica.
Su desconocimiento de la realidad estadounidense aparece también cuando, repitiendo lo que dice el Tea Party, indicó que el Presidente Obama contribuyó al crecimiento del déficit público a base de una hipertrofia del gasto público. En realidad, el déficit público ha disminuido durante el periodo Obama, pasando de casi el 12% del PIB en 2009 al 8,5% en 2012. Esta manipulación de los datos es una constante, y ello con el objetivo de resaltar su postura. Es frecuente que utilice maliciosamente el término socialismo para definir el régimen dictatorial soviético, mostrando tal régimen como ejemplo del fracaso del socialismo, sin citar que los países que tienen economías más eficientes y con mayor calidad de vida incluyen países que han estado gobernados durante un mayor número de años desde la II Guerra Mundial por partidos socialistas, como muchos países escandinavos. Y así un largo etcétera.
Ni que decir tiene que siempre asume que el sector privado es más eficiente que el público, intentando reducir al máximo este último. Su última propuesta para Catalunya, hecha en su programa hace unos días, es eliminar el Servicio de Correos Público pues, según él, internet hace innecesario tal servicio público, ignorando que hay muchísimos catalanes –sobre todo los ancianos- que no se encuentran cómodos o no tienen acceso a internet y que Correos sirve otras funciones vitales tales como el transporte de paquetes y otro material.
Lecciones de economía o de ultraliberalismo
Ni que decir tiene que “su economista” se presenta como “el economista” portador de la ciencia económica. Esto se hace constantemente en su programa, en su programa y fuera de él. Se atribuye hablar en nombre de las ciencias económicas. Así, en el artículo ya citado “Al servicio de los ciudadanos”, el Sr. Sala i Martín, a fin de defender su tesis ultraliberal de que los recortes del gasto público sanitario son, en realidad, buenos para tal sector, pues son recortes de servicios innecesarios (la grasa existente en el cuerpo público obeso), indica que: “Hace décadas que los economistas decimos que la mejor manera de financiar servicios públicos con problemas de congestión como las carreteras no son los impuestos ordinarios sino el cobro directo a los usuarios”. Esta frase es o bien un indicador de una enorme ignorancia (hay cientos de economistas que no creen que la solución al problema sea aumentar el cobro directo) o de una flagrante manipulación (intentando presentar una mera postura ideológica como científica). Seguro que es lo último y no lo primero. Y podría ir citando más y más indicadores del carácter ideológico de la doctrina que este señor promueve.
Ahora bien, créame cuando digo que soy profundamente demócrata y no le pido que deje de invitar a tal señor a sus “Clases de Economía”. Pero, por respeto a la verdad, le pido que cambie el título y le ponga “clases de ultraliberalismo”. Pero le tengo que recordar que su salario lo paga el pueblo catalán y, como servidor público, usted debe informar y no promover una ideología como lo está haciendo. Cuando el moderador lo presenta como “su economista” usted tiene que ser consciente de que la casa de TV3 no es propiedad suya, sino del pueblo catalán. De ahí que, en el caso de que quiera mantener el título de “Clases de Economía”, tenga entonces que abrir el abanico de sensibilidades. Invite, dándole el mismo protagonismo, a economistas de distintas sensibilidades. Catalunya tiene excelentes economistas, que son más parecidos al pensamiento de Joseph Stiglitz, Paul Krugman, Gunnar Myrdal (del cual fui discípulo), o Joan Robinson, que al de Robert Barro, ultraliberal, que es el guía mentor del Sr. Sala i Martín. ¿O es que tales economistas que cito no son economistas? Si usted quiere, le puedo enviar una lista enorme de otras voces y economistas a los cuales ahora tienen olvidados. Y, por favor, no me inviten a mí a hacerme una entrevista para equilibrar las presentaciones semanales de su economista. Si quieren ser equilibrados y demócratas, inviten a economistas alternativos cada  vez que aparezca su economista ultraliberal. Y en nuestro país los hay de muy buenos.
TV3 es de todos
Permítame, en este contexto, hacer otra observación, como catalan que ha luchado, como miles y miles de catalanes, por tener democracia auténtica en este país, democracia que, como su programa muestra, todavía no tenemos.
Seguro que usted ama a Catalunya. Pero tiene que ser consciente de que las políticas públicas afectan para bien o para mal el bienestar de la población, dependiendo de qué políticas se aplican. Pues bien, la aplicación de las políticas ultraliberales ha tenido un enorme coste humano. De ahí que esta carta mía no se dirija al Sr. Sala i Martín que, si responde, será previsiblemente con los insultos que caracterizan su discurso, a los cuales, por cierto, no se puede contestar porque los forums donde escribe le protegen, teniendo una gran inmunidad.
Esta carta va dirigida a usted y a sus superiores. Están promoviendo unas políticas, ignorando sus consecuencias. Privatizar la Seguridad Social, tal como “su economista” ha propuesto (y tal como el General Pinochet hizo en Chile) ha causado un enorme daño a las clases populares chilenas. Francamente, sólo el pensamiento de que tal señor fuera el futuro Ministro de Economía de la futura Catalunya independiente, me hace perder cualquier entusiasmo que pudiera haber tenido respecto a que nuestro país pudiera alcanzar la independencia. La evidencia acumulada del impacto desastroso de las políticas neoliberales es abrumadora.
Las enormes cajas de resonancia que el Sr. Sala i Martín tiene no se deben a la potencia de sus argumentos, sino al poder de los intereses financieros y empresariales que lo promueven. Pero usted no está al servicio de tales intereses sino al servicio de todo el pueblo catalán. Nos ha costado mucho, muchísimo –más de lo que usted se imagina- poder alcanzar la democracia que tenemos. No la viole usted. Le ruego que nunca lo olvide.
Atentamente,
Vicenç Navarro
Catedrático de Políticas Públicas. Universidad Pompeu Fabra

miércoles, 6 de marzo de 2013

"Vivimos una emergencia nacional" Editorial del periódico "El Raval" de Marzo 2013

Las cifras van variando pero se considera que en Catalunya son en torno a las 300.000 personas las que necesitan acudir a los servicios sociales en busca de ayuda para comer. Sin entrar en la mayor o menor certeza de tales cifras, a nadie se le escapa que la situación es mucho más que preocupante.
Sin embargo, la respuesta institucional es tímida.

Si hubiera un tremendo desastre natural que generara un número importante de damnificados, imaginemos que varios miles, sin duda aparecerían en el lugar los actores principales de las instituciones, con el presidente Rajoy a la cabeza, unos cuantos ministros, los líderes de la oposición, quizás algún miembro de la familia real, etc. Lo hemos visto muchas veces. Lo vimos no hace tanto en Lorca tras el terremoto. También lo vemos en otros países: hace poco con la famosa tormenta que sufrió la ciudad de Nueva York. Y nadie lo censura porque todo el mundo interpreta que en casos de emergencia los máximos representantes del pueblo han de estar allí y gestionar rápidamente los recursos necesarios para aliviar el sufrimiento de la población. Si acaso, se critica que un tiempo después las promesas de solución se van diluyendo entre la indiferencia general, incluyendo a los medios de comunicación que en el momento del desastre acuden en masa.

Pero parece que lo que resulta razonable para desastres naturales no se considera así cuando los damnificados sufren el desastre de la pobreza. Aunque sean millones de personas las que lo hayan perdido todo o casi todo, si se trata de pobreza, ni el presidente, ni los ministros, ni los líderes de la oposición parecen sentirse obligados a salir a escena y ponerse al frente de la gestión de los recursos disponibles en el país para evitar que la gente, nuestros conciudadanos, sigan sufriendo.

La crisis ha disparado el número de personas que lo han perdido todo. Tenemos las ciudades, empezando por Barcelona, llenas de seres humanos deambulando porque no tienen un hogar en el que refugiarse del frío del invierno. Tenemos los comedores sociales sobrepasados. Mendigos de todas las edades más o menos avergonzados pidiendo ayuda... Cientos de miles de personas en Catalunya reclaman ayuda básica.

Pero no se considera una emergencia suficiente. Ni una palabra en el Congreso sobre medidas excepcionales para una situación excepcional. Ni una crítica de la oposición a la indignante falta de respuesta del gobierno en la gestión de esta crisis humanitaria. «Poco a poco saldremos de la crisis» es lo más parecido a un atisbo de solución. Pero ¿y mientras tanto?

Mientras tanto se dejan los pocos «remedios paliativos» en manos de las ONG’s como si se tratara  de un asunto de caridad privada. Pero además se recortan los fondos destinados a estas organizaciones como se recortan los fondos a la dependencia, otro de los grandes escándalos de este gobierno enrocado en el servicio a los más poderosos y enredado en asuntos de corrupción.

Es absolutamente intolerable lo que está pasando. Millones de españoles están en situación de emergencia y cientos de miles necesitan ayuda inmediata y suficiente. Se trata de una emergencia nacional. Es un asunto mucho más importante y grave que el desastre del Prestige y mucho más importante y urgente que cualquier asunto de la política cotidiana. Pero Rajoy no da la talla. En general, ningún partido del arco parlamentario está a la altura. Nadie parece comprender la dimensión trágica que para tanta gente está teniendo esta situación. Y si la comprenden nadie parece tener la altura política o el talento necesario para abordar este desastre como debería ser abordado.

No queremos tampoco dejar sin reproche a los políticos de nuestra ciudad. Mucha marca Barcelona, mucho congreso de telefonía, mucho puerto de lujo... Pero ¿y qué pasa con toda la gente que vemos a diario en las calles? ¿Qué tipo de dirigentes tenemos? ¿En qué están pensando? ¿En sus carreras políticas? ¿En satisfacer intereses de amigos y grupos de presión? Los que lo han perdido todo no pueden hacer mucha presión. Este periódico tampoco puede. Pero al menos dejamos escrito lo que acaban de leer. Un editorial que jamás hubiéramos querido publicar.