Periódico "El Raval"

Cada mes sale a la calle el periódico "El Raval" con información de lo que puede interesar a quienes viven y trabajan en el barrio del Raval.
Para ver el periódico "El Raval" cómodamente, clica sobre el ejemplar que ves abajo. Se ampliará a toda la pantalla.
Podrás pasar las páginas y en la parte superior podrás ver los controles para ampliar, arrastrar, etc.
Además del periódico, en este blog encontrarás algunos contenidos que quizás puedan interesarte también.

viernes, 11 de mayo de 2012

Prostitutas y vecinos

El tema de la prostitución callejera en el Raval es, probablemente, el que suscita mayor conflicto de todos los que se relacionan con la convivencia vecinal. Puntos de vista diferentes, sensibilidades diferentes, intereses diferentes...y en el centro, la realidad cotidiana de muchas personas.
Para analizarlo se ha de considerar en primer lugar algo por lo que suele pasarse de puntillas: según los datos publicados con cierta frecuencia, en España trabajan entre 150.000 (los datos más bajos) y 300.000 prostitutas (los datos más altos). Según las informaciones más habituales, cada una de ellas atiende entre tres y diez servicios diarios. Pues bien, una simple cuenta a la baja nos daría como resultado que, incluso siendo moderados en el cálculo, el conjunto de las prostitutas españolas atienden a unos 500.000 servicios diarios. Y eso nos lleva a la cifra de 180 millones de servicios anuales. Es decir, en este país existe una enorme demanda de estos servicios.
Por tanto, la lógica dice que esta enorme demanda habría de ser atendida a través de empresas y/o profesionales autónomas en el marco de una regulación adecuada, con los controles pertinentes y las normas que rigen en el mercado.
Pero aquí llega el problema. En un país con 20 millones de hombres en edad de demandar servicios sexuales, pero también con una evidente carga de hipocresía, ocultamiento y cobardía, a esos 180 millones de demandas sexuales anuales no hay fuerza política ni gobierno que tenga el valor de aplicar una legislación clara. De esta forma, la actividad queda en un terreno confuso en el que encuentran espacio y posibilidades las redes de explotación, en el que abunda la marginación y en el que las mujeres son, con diferencia, las más perjudicadas.
Por otro lado, se suele proyectar sobre las prostitutas una doble moral. Aunque los servicios que ofrecen responden a una demanda indiscutible e indiscutida, su trabajo suele ir acompañado de una valoración social en la que su dignidad suele ponerse en entredicho sin que se declare ilegal su trabajo. Algo que no sucede con las otras actividades comerciales no consideradas como delictivas.Toda esta hipocresía se hace evidente cuando vemos que en medios de comunicación se publicitan las ofertas sexuales, vemos que se permite la existencia de clubs dedicados a la oferta de servicios sexuales pero se sigue tratando a la prostituta como una «mujer pecadora» dedicada a una actividad innoble. Hipocresía, pura y dura.
En el marco de esta hipocresía y falta de regulación legal adecuada, la prostitución genera una específica conflictividad cuando se ejerce en el espacio público, cuando se hace más «visible». Y en este punto es en el que el asunto se convierte en conflicto al entrar en juego los diferentes intereses y puntos de vista. ¿Tienen razón las prostitutas que buscan su sustento ejerciendo su profesión o tienen razón los vecinos que se quejan de las molestias que esa actividad genera?.
En nuestra opinión, dejando de lado la hipocresía habitualmente asociada al tema, las prostitutas tienen derecho a buscarse la vida ejerciendo su profesión en tanto dicha profesión no sea considerada ilegal. Pero ese derecho, como todos los derechos han de conciliarse con los derechos de los demás y, como ocurre con otras actividades legales, las calles de un barrio no son el lugar adecuado para el desarrollo de su trabajo. Pero no por una cuestión moral o ética. Ejercer la prostitución en una calle vecinal, como se hace en el Raval, no es adecuado como no lo sería que las corales eligieran la calle para sus ensayos, por muy legal y respetada que sea la actividad de las corales. No es una cuestión de respatabilidad y ética sino una cuestión de conciliación de intereses legítimos: el de las prostitutas a buscarse la vida y el de los vecinos a vivir sin los problemas de ruido y los demás conflictos asociados que constantemente denuncian.
Dicho esto, la solución de aplicar una ordenanza castigadora que basa la solución en multas y persecución nos parece igualmente inadecuada. Nos parece la salida fácil a un problema por la vía de penalizar y perseguir al débil. Y la experiencia parece indicar que el resultado tampoco acompaña. Más adecuado nos parece el trabajo de una mesa de diálogo en el que los diferentes puntos de vista e intereses se traten de forma conjunta en busca de una solución adecuada para todas las partes implicadas. Algo que en este barrio tan especial ya se está poniendo en marcha.
Pero no queremos acabar sin decir que todo esto no sería así si algún gobierno tuviera el valor de enfrentarse a la hipocresía y legislar como debe. Pero claro... qué les vamos a contar.

3 comentarios:

  1. Dado que muchas de las prostitutas carecen de recursos económicos, familia, amigos y educación...dado que su función parece necesaria para la conservación de muchos matimonios podríamos proponerlas para que formaran parte de eso que los psicólogos y los cristianos llaman familias estructuradas y así entrarían a formar parte de la unidad familiar.No se, sólo es una idea... ya que hablamos de hipocresías...

    ResponderEliminar
  2. Se aprecian las opiniones por lo que valen. Pero los anónimos son cobardes. Tienes un nombre, es tu opinión, respétate. Firma tus opiniones.

    ResponderEliminar
  3. Respeto...Bonitas palabras Javier me han llegado al corazón.Soy prostituta y en mi mundo hay tan poco de eso que con el tiempo se te olvida.Tema complicado el nuestro. La mayoría estamos por pura y dura necesidad...osea hambre. Entiendo que para los hombres yo sea un servicio.Les veo ir y venir, sentir placer por encima de mi padecer y pienso...¿ como tienen el valor ?.Agradezcco el artículo, me gusta que se hable de ello que se intente dar soluciones. Pero, abordar el tema como mujeres "que ofrecemos un servicio" me parece frivolizar demasiado...hay mucho sufrimiento en nuestro colectivo como para verlo desde esa perspectiva, habría que abordar en mas profundidad para ofrecer soluciones a tanta desesperación como con la que nos encontramos diariamente en nuestro mundo.Ya le he dicho que es complicado.¿Que como me llamo...?te aseguro Javier que en mi caso eso..te juro que es lo de menos,soy Carmen, soy Lolita, soy Pilar.Soy y represento a la mayoría de ellas que tiene la esperanza de poder algún dia añadir esa palabra tan bonita a nuestra vida.Un saludo y gracias de nuevo.

    ResponderEliminar